No soy solo mamá: la historia que también quiero contarme

 Hay días en los que me miro al espejo y veo a una mamá.

Ojeras suaves, ropa cómoda, olor a crema para el culito y libros infantiles apilados en la mesita de noche. Y está bien. Es una versión muy bonida de mí.

Pero hay otros días —cada vez más— en los que algo dentro mío susurra:
“Ey, no te olvides… también eres mujer. Creativa. Inquieta. Curiosa. Inconformista.”

No soy solo mamá.
Soy la que hace fotos porque ama capturar los instantes invisibles.
La que se emociona con un buen libro, la que sueña con algo grande.
La que escribe para no olvidarse de lo que siente.

La maternidad me enseñó a ser paciente y valiente, pero también a luchar por mis sueños, aunque a veces parezcan lejanos o imposibles.

No me gusta romantizarlo todo, porque hay días que son duros, ruidosos, caóticos.
Pero incluso ahí, en medio del lío, tengo claro algo:
No quiero dejar de construirme.



Ser mamá no me quitó nada. Me dio más motivos.
Me hizo más fuerte.
Más creativa.
Más sensible.

Así nace este espacio. No para dar lecciones, sino para compartir camino.
Si estás leyendo esto y sientes que todavía hay fuego en ti, aunque a veces parezca apagado… bienvenida.
No estás sola.
No eres “solo” nada.
Eres todo lo que quieras ser.

Y este, quizás, sea solo el comienzo.


¿Y tú?
¿Qué facetas de tu vida a veces quedan invisibles para los demás, pero que son fundamentales para tu identidad?
Me encantaría leerte en los comentarios y crear juntas este espacio de encuentro.

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